Partiendo de las dos unidades formales básicas (la forma cerrada circular y el segmento lineal) el renacuajo es el resultado natural de la evolución y desarrollo de las configuraciones celulares de la etapa anterior. En al fig. 1 muestro las imágenes más comunes de este proceso. Tanto los pequeños círculos alojados en el interior de la forma circular (a) como los segmentos que circundan la periferia de la configuración solar (e), aumentan o disminuyen al tiempo que se disponen ordenadamente en su interior o en su periferia en busca de la imagen antropomórfica como vemos en la fig. 2 en la que Daniel, un niño de 2,10, trata de simplificar la imagen solar así como de ordenar sus segmentos periféricos en busca de la configuración humana, orden que logra establecer en la imagen final (azul) que es su primer renacuajo.
Fig. 1. Diferentes pasos de la evolución y tránsito de la célula al ideograma humano (el renacuajo)
Resulta realmente difícil determinar cuál de las dos configuraciones primarias (a o e) domina en esta evolución. E incluso si, necesariamente, ha de partir el niño de alguna de ellas en particular. Aunque R. Kellogg tiene razón al señalar que la imagen del sol (e) es una de las fuentes de procedencia de la RH, se equivoca totalmente cuando, junto a ella, propone la del «Mandala». En un trabajo anterior
Fig. 2. Daniel G. 2,10. En las imágenes en rojo vemos cómo los apéndices que circundan al círculo se disponen ordenadamente en busca de la configuración antropomórfica que concluye en la imagen azul.
ya mostré estadísticamente, que el Mandala de Kellogg (el círculo barrado por la Cruz) es totalmemte irrelevante en el dibujo del niño de estas edades. Mis estudios me indican que no existe una fórmula única que determine este proceso. Partiendo siempre de las dos Unidades Básicas, cada niño sigue su curso particular, recurriendo a cualquiera de los caminos antes señalados -o a varios a la vez-, para llegar a la RH. En los dibujos de las figs. 3 y 4 vemos cómo Alba se vale simultáneamente de estos dos pasos.
Figs. 3 y 4 . Alba, 3,02. Dos láminas en las que se dan cita las dos fórmulas más comunes que conducen al renacuajo: la configuración solar humanizada y la combinación de círculos que dan lugar a los primeros rostros humanos.
Algo parecido sucede en el dibujo de la fig. 5, en el que Esther, una niña de 3,06 representa a la familia: «el papá, la mamá y los hijitos». En este interesante dibujo, utilizando los mismos recursos que Alba, consigue mediante una secuencia de
Fig. 5. Esther S. 3,06. Dibujo espontáneo que la niña explica: «papá , mamá y los hijitos
configuraciones circulares (pasos a y d), representar a los dos «hijitos». Para la madre, que ocupa el ángulo inferior izquierdo, la niña utiliza una imagen más evolucionada: la configuración solar.
Finalmente el padre, a una escala muy superior, ocupa el centro de la composición y aparece representado ya por un gran renacuajo, representación típica del homo global en el que aparecen organizadas sus facciones y todos sus elementos (pelo, orejas, brazos y piernas).